Hay personas que nunca van a entender con palabras, y es tu obligación pelear y defender lo tuyo porque, de lo contrario, te van a pisotear. Nos cuesta entender cómo las personas pueden abusar de nuestra ternura, pero la vida nos va a poner inevitablemente frente a jefes, vecinos, amigos, familiares y parejas que, por más argumentos que les demos, jamás van a entender ni cesarán en su ataque hacia nosotros. En esta situación, poner límites es un acto de justicia, es un acto de amor propio. Por eso, como le decía el Androide número 16 a Gohan, no le tengas miedo a pelear (pero no mediante golpes ni violencia física). Esta es una buena obra cuando la otra persona no entiende y quiere atacarte. Si el momento presente te trae guerra, no la niegues; enfréntala, pelea, defiende lo tuyo. No escuches ni sigas esa falsa espiritualidad que plantea que todo se resuelve con palabras y poniendo la otra mejilla. Eso no es así. Generalmente, si no pones límites, si no te plantas, lo único que generas es garantizar la impunidad de los violentos. Tú puedes, no tengas miedo de enfrentarte.
Opinión anónima de un afiliado.