DIGA: MI CONTRATO DE TRABAJO NO ESTÁ EN VENTA
Cuando un jefe de Protección S.A. o del Banco Itaú o cualquier jefe de cualquier banco, le pregunte: ¿Pedro, usted no ha pensado en negociar con el banco? Estamos abiertos a llegar a un acuerdo con usted para que se vaya, ¿Será que quiere negociar?
Como usted ya esta preparado ante esa posibilidad y como Sintraenfi le recomendamos que le responda: “No gracias, yo estoy bien en el banco, para que me voy a buscar empleo a otra parte si ya tengo un contrato laboral y en el tiempo que llevo trabajando este me ha servido tanto a mi como a mi familia. Le “agradezco mucho su interés por mi bienestar…”, pero a mí me gusta saber desde el día anterior que voy a hacer mañana. No me gustaría preocuparme por tener otro trabajo si ya tengo uno y con buenos derechos convencionales. Me gusta ver el certificado de ingresos y retenciones, por ahora, conseguir esos ingresos en otra parte no me va a ser fácil. Gracias de nuevo, pero yo me quedo. Pienso que es lo mas conveniente para mi familia.”
Si así lo hace, es que ya pensó, por ejemplo, en cuanto le tiene que pagar a la DIAN en la próxima declaración de renta; en cuanto le vale pagar la seguridad social con el salario actual en el banco; en si consigue otro trabajo con beneficios que superen lo legal, es decir, con sindicato y convención colectiva con buenos beneficios parecido a los que hoy tiene; en los riesgos que tiene el emprender un negocio con su plata del retiro; y así…, en tantas cosas positivas que hoy disfruta por las luchas sindicales que hacen que el contrato no sea de un salario mínimo.
Entonces, si ya tiene solucionado el problema del empleo y del ingreso familiar, para que se busca problemas, quédese y no le de miedo inventándose que si no acepto no me van a dar una recomendación laboral, que de pronto me despiden por justa causa sabiendo que usted no es ningún ladrón, sino todo lo contrario, un trabajador honesto. Ojo: lo que le den ahora por vender su contrato de trabajo, no le va a alcanzar, se le va a ir por entre los dedos de las manos. No se deje engañar, no creemos que negociando ante el poderoso empleador vayamos a hacer el negocio de la vida. Así crea que le dieron mucho, el banco sabe que lo que le dio fue más bien poco.